miércoles, 6 de octubre de 2010

Viaje a la Selva Negra, realizado en agosto 2007



(Km. recorridos: 5.873)




En realidad, nuestra intención era visitar con más calma la región de la Selva Negra, pero al final decidimos descubrir unos cuantos lugares más.

Nos encantó la manera que tienen de vivir la calle los alemanes (Selva Negra y Baviera), así como su alegría y amabilidad; también lo mucho que se usan las piernas y la bicicleta por aquellas tierras (desde niños que apenas saben caminar hasta mayores renqueantes que te da la sensación de que no van a llegar muy lejos). Nos sorprendió gratamente la cantidad de carriles bici existentes (muy bien preparados, anchos y respetados por todos) y lo bien acondicionado que está todo para el senderismo. Respecto a las motos, donde más encontramos fue en Francia y en la zona de los Alpes.

 ¿La Selva Negra? Justo lo que esperábamos (que no era una selva, por supuesto).
 ¿Por qué se llama Selva Negra? Una de las teorías alude a que el nombre de Selva Negra (en alemán Schwarzwald) puede provenir de los densos bosques de abetos de la zona que dan al paisaje una apariencia oscura. Otra teoría muy popular es que fueron los romanos quienes le dieron dicho nombre al denominarla Populus nigra, inspirados tal vez en la oscuridad que caracteriza el tránsito y los caminos por los densos bosques que la pueblan. De las dos teorías esta última parece ser la más aceptada.







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1ª etapa: Domaio(Pontevedra)-Huarte (Pamplona), 738 km.

En la primera etapa, fuimos mezclando autovía con carreteras nacionales, parando a comer bajo la sombra de los soportales en el típico pueblo castellano de Villalón de Campos, para continuar camino rodeados de los grandes campos que Rosalía de Castro describía en sus poemas; el tramo final transcurrió entre los verdes viñedos de la Rioja. 

 





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2ª etapa: Huarte(España)-Millau (Francia), 557 km.
 
Tomamos camino hacia Francia por la ruta de Roncesvalles, etapa clave en el Camino de Santiago,  para entrar por el encantador pueblo de St-Jean-Pied-de-Port, muy animado cruce de caminos (además de ser la antigua capital de la Baja Navarra) y última población francesa que se encontraban los peregrinos que venían del país vecino -cuando en el pueblo veían aparecer peregrinos, tañían las campanas para guiarlos y éstos respondían cantando-.



  


Continuamos entre autovía y autopista hacia Toulouse y de allí a Albi, tomando la D999 hacia Millau (bonita y sinuosa carretera con poco tráfico y muchas motos); bastante calor después de comer.





La llegada a Millau (que ostenta el título de "capital del guante" desde el siglo XVIII) la hicimos pasando bajo su viaducto (en dos palabras: im-presionante).


Una vez fresquitos, disfrutamos de un paseo nocturno por su casco viejo (muy tranquilo a esas horas, es decir, las 21:00 y nadie por la calle). La cena fue en el mismo hotel en el que pasaríamos la noche, Hotel Millau Club (con piscina, sauna, gimnasio... concierto de jazz en el jardín por la tarde-noche). En sí, las habitaciones están un poco pasadas de moda, pero la piscina es muy agradable, la cena rica y tiene aparcamiento para motos (al aire libre, cubierto); está situado en un lugar tranquilo y bien comunicado (reserva a través de booking.com con un precio de 60€/noche, sin desayuno).







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3ª etapa: Millau-Aix-les-Bains, 502 km.
 
Una parada bajo el viaducto con el fin de observarlo de cerca (para los interesados, al lado de uno de los pilares hay una oficina de información sobre su construcción y características). Es el puente más alto del mundo. Inaugurado el 14 de diciembre de 2004 tras 36 meses de trabajos de construcción, la estructura alcanza una altura máxima de 343 metros sobre el río Tarn, y una longitud de 2.460 m, entre el Causse du Larzac y el Causse Rouge; tiene 7 pilares de hormigón, y el tablero tiene una anchura de 32 metros. Cerca de 3.000 personas trabajaron en este proyecto, que costó casi 400 millones de euros. Arquitecto: Norman Foster, Ingeniero: Michel Virlogeux.



Tomamos la D 907 que nos llevaría a lo largo de las famosas "Gorges du Tarn" (Gargantas del Tarn), una carretera muy divertida para hacer en moto aunque con bastante tráfico en agosto -mucha moto pero también caravanas, ciclistas y peatones-. 






 


 
Las Gargantas tienen 25 km de largo y cerca de 600 metros de profundidad. En verano son aguas muy tranquilas para recorrer en canoa o balsa, pero en Primavera pueden llegar a ser peligrosas, debido al deshielo.
En esta ruta, son famosos sobre todo los pueblos de La Malène, Ste Enimie e Ispagnac (clasificados todos ellos como "Ville Fleurie"). Camino de La Malène subimos a "Le Point Sublime", con 800 m de altura y desde el que se ve un gran meandro del río Tarn (además de algún buitre sobrevolando nuestras cabezas).




Enganchamos  con la N106, continuando en dirección Mende, N88 hacia Langogne y N102 dirección Aubenas. N104 hacia Privas, Valence y llegada a Aix-les-Bains por carreteras nacionales.
Una vez hecha la oportuna toma de posesión del hotel en Aix-les-Bains y ya duchados y "perjumados" (esta jornada fue bastante calurosa a partir del mediodía, cómo se agradeció la ducha fresca) paseo y cena en esta ciudad balneario, con su Ayuntamiento, el Templo de Diana y una animada vida nocturna alrededor de su Casino -ambiente en la calle, y en las terrazas hasta las 23 horas y un par de pubs con marchilla y gente "guapa"-.




Por este día, nada más... un pisito y a dormir... que al día siguiente tocaba excursión por los Alpes

Nota: durante estos días, no tuvimos atascos en ningún tramo, incluso nos sorprendió lo tranquilas que iban algunas carreteras. En las Gargantas del Tarn había más movimiento pero se hizo muy agradable (lo único es que hay que ir atentos al poder encontrarte con gente a pié, ciclistas o algún coche parado para hacer fotos).

Precio de la gasolina: para repostar, Super 95, los precios variaban entre 1´21€ y 1´44 (este último precio en autopistas, sólo una vez repostamos en una de ellas). Los supermercados en los que más barata está es en Intermarché-Les Mosquetaires, ELeclerc y Super U (atención, varía el precio incluso en los de la misma cadena). En todas las poblaciones hay gasolineras y sólo una vez durante este viaje tuvimos que pedir a un señor muy amable que nos ayudase con su tarjeta y a cambio le entregábamos efectivo, aunque fué debido a un error de cálculo por nuestra parte.
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4ª etapa: Excursión a Chamonix, le Grand S. Bernardo, Aosta... 433 km.

El día amaneció estupendo y prometiendo calor. Nos metimos por una carretera secundaria (D911 , después D912) que nos llevó a través de curvas agradables y muy poco tráfico (bastante ciclista) hasta el Lago Annecy, con vistas a los Alpes.





Una vez bordeado el lago, continuamos hacia Ugine, tomamos la N212 hacia Megève y de allí hacia Chamonix (qué calor hacía), donde nos dimos un paseo, comimos y nos metimos en el elevador al Brevent, a 2.525 m., frente a frente con el Mont Blanc (precio: 20´50€ c.u. ida y vuelta). 






Mirad qué terracita con vistas (tomarse un café a más de 2.500 metros de altura y con buena visibilidad, una gozada):


Tras dejar atrás Chamonix, nos dirigimos por la N506 hacia el Col de la Forclaz, para luego tomar dirección al Gran San Bernardo, preciosa ruta con casi nada de tráfico (alguna moto, pero tampoco muchas):
 

 


Después, no podía faltar una visita al Valle de Aosta y cómo no, capuccino en la plaza Mayor de la ciudad que le da nombre, con el típico ambiente italiano:






Como ya nos estaban dando las uvas, decidimos atajar por el Tunel del Mont Blanc para no llegar demasiado tarde (entramos en él con la puesta de sol y salimos con la luna sobre nuestras cabezas).

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5ª etapa: Aix-les-Bains (Francia)-Heiligenberg (Alemania), 528 km.

 
De nuevo amaneció un día fabuloso y como no conocíamos Annecy, decidimos parar allí y darnos un paseo por sus encantadoras calles que despertaban y recibían a sus primeros visitantes. Su pequeño barrio medieval está  recorrido por canales (llama la atención lo limpia que pasa el agua, ni un papel, transparente y cristalina), puentes cubiertos de flores y calles con arcadas. Uno de los monumentos imprescindibles es el palacio de L´Isle, una prisión del siglo XII en medio del canal de Thiou (detrás del señor de la gramola, que cantaba canciones típicas francesas con una voz increíblemente metálica).


 





 Nos habríamos quedado toda la mañana en Annecy, pero había que continuar... hacia Evian por la D902, donde comimos muy temprano a la orilla del lago (tan limpio que ni el Mr. Proper) unos bocatas memorables. Después vuelta a la moto (también este día hacía bastante calor) bordeando el lago Leman y entrada en Suiza por Villars, el Col du Pillon y Gstaad (unos km. antes empezamos a ver Ferrari, Porsche y demás despliegue automovilístico de gente bien, con descapotables antiguos restaurados y melenas al viento, mucha moto... ambiente paseo en estado puro).





A Suiza volveremos con más calma, es realmente encantador; las carreteras tienen un asfalto buenísimo y unas curvas excelentes para circular en moto. El paisaje..., sin palabras


Siguiendo con la etapa, continuamos hacia Spiez, Interlaken y Lucerna.


Interlaken
Lago de Lucerna

A partir de aquí, y habiendo ido con toda la calma del mundo para disfrutar los paisajes, observamos que a lo lejos se veían luces y grandes nubarrones: las luces eran relámpagos a partir de Lucerna y la tormenta que nos cayó en Zurich fue impresionante. No hay más fotos de este día porque era imposible y lo único que estábamos deseando era llegar (se había hecho de noche y caladitos "casi" hasta los huesos, a pesar de la ropa de agua).

El camino al hotel era eterno y cuando hizo acto de presencia la niebla, parecía que el reloj se había parado (aunque las risas y bromas nunca nos abandonaron, eso sí). Tras haber llamado un par de veces para decir que llegábamos tarde, cuando al fin nos vieron llegar cerca de las once de la noche... no os quiero contar la cara de pena que nos pusieron (esta es una de las duchas que no olvidaremos en mucho tiempo).


Para las botas les pedimos papel de periódicos atrasados y ya estábamos desesperados porque al día siguiente prometía más de lo mismo cuando... Nemesio descubrió que la calefacción calentaba !! y entre eso y los periódicos, por la mañana estaba todo seco.
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6ª etapa: Heiligenberg-Füssen-Heiligenberg. 334 km.

¡Qué pedazo desayuno!  En el hotel, todos clientes alemanes y desayuno de Reyes: mermeladas caseras, chocolate o café a elegir, huevos cocidos recién hechos, embutido, bollería, quesos, cereales... zumos... ufff... todo lo que uno quisiera y más; los desayunos de este día y el siguiente fueron como una pequeña sobremesa, con muuucha calma y disfrutándolos.

El día amaneció de nuevo lluvioso y con niebla:



Pero aún así, con los estómagos llenos nos dirigimos hacia el Castillo del Rey Loco en Baviera. El mal tiempo nos impidió disfrutar el paseo como mandan los cánones (hay una caminata de media hora hasta arriba), porque de repente se puso a llover de nuevo.
He de reconocer que me decepcionó bastante la llegada allí, toda la cantidad de gente que había, lo turístico que es y lo explotado que está todo. Conste: a mí no me suelen decepcionar muchos lugares, pero me esperaba algo más... tranquilo??



No estuvimos mucho tiempo, bajando para callejear Füssen (aconsejo visitar su iglesia barroca de Santo Mang), un pueblo muy agradable y animado, puerta hacia el Tirol.





Esta zona fue la más saturada de coches y turistas que hemos encontrado en este viaje (mucho tráfico y lento).

Decidimos volver con calma al hotel, pero a medio camino y a pesar de la lluvia, acordamos parar en Lindau, ciudad fronteriza, del estado de Baviera, construida sobre una isla que se comunica con el continente a través de un puente y un viaducto (sin quitarnos la ropa de agua, eso sí).
Esta pequeña y pintoresca ciudad bávara se encuentra en los límites de Alemania con Suiza, Austria y el Principado de Liechtenstein. Las aguas del lago Constanza (también llamado Bodensee) la bañan y la convierten en un balneario de fama internacional:



De orígenes medievales anteriormente fue una ciudad-estado independiente. Durante la II G.M. fue ocupada por los franceses y posteriormente devuelta a Alemania (como muchas de las ciudades de esta zona, con el consiguiente lío de nombres y pronunciación ).
Esta localidad es también conocida como la isla de la inteligencia, pues todos los años durante unos días se reúnen allí los Premios Nobel para debatir temas de interés internacional  (en esta foto podéis ver su Ayuntamiento)


Después de esta visita y de nuevo en el hotel encharcados, nos apetecía una sopa típica de verduras (no me preguntéis el nombre, todavía no controlo el alemán como para acordarme), carne y pastel de manzanas. En la zona, junto con los perales, abundan los manzanos; el famoso Apfel-schorle, zumo de manzana mezclado con agua mineral con gas (la versión con alcohol -Wein-schorle- lleva vino y agua con gas) es lo que tomaban los dueños del hotel antes de cenar.

Y a descansar tocaba.

Este fue el mejor hotel del viaje, en cuanto a amabilidad, limpieza, confort, desayuno...: "Landgasthof zur Post" en Betenbrunn (Heiligenberg).
La dueña y su familia amabilísimos y muy sencillos; ella habla el inglés bastante bien y en el restaurante había también una camarera que lo hablaba perfectamente. 
http://www.landgasthof-neue-post.de/uk/zur-post-uk.html

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7ª etapa: Heiligenberg (Alemania) - Mulhouse (Francia). 216 km.

El día amanecía nublado otra vez y con lluvia fina. Desayunamos de nuevo con mucha calma y salimos ya a media mañana hacia Meersburg para allí tomar el ferry a Konstanz:




Dimos un tranquilo paseo por sus calles, llenas de gente y ambiente.
Konstanz es una de las pocas ciudades del país que no fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial; constituye uno de los principales puentes para los intercambios comerciales entre Suiza y la Unión Europea. En su puerto se observa la figura de "Imperia" (noble cortesana italiana del s. XVI), de 9 metros de altura y 18 toneladas de peso, que da vueltas constantemente:









Una vez salimos de Konstanz (después de comer unas típicas salchichas) nos adentramos en la región de la Selva Negra, con parada en el Lago Titisee (llamado así en honor al emperador Tito), el lago más grande y popular de la Selva Negra, donde aparcamos la moto y nos dimos un largo y agradable paseo a orillas del lago:



Con parada para el típico "kaffee und kuchen" (café con pastel): el café de la tarde suele servirse con una apetitosa selección de pasteles.
Alemania es famosa por sus tartas de frutas, las carlotas de manzana, la tarta de queso y las tartas de ciruela o cereza (este dato es para los más golosos).
Con lo apetitoso que estaba todo, nos costó elegir y cuando lo conseguimos, no faltó el brindis a la salud de todos los viajeros:


Como esta jornada habíamos decidido tomarla de "casi" descanso, llegamos tempranito al hotel (otra vez mojados,  pues nada más salir de Titisee empezó de nuevo la lluvia fuerte), ducha calentita y cena allí mismo porque no apetecía salir para nada.
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8ª etapa. Excursión región Selva Negra. 284 km.

Nos adentramos en las carreteras de la Selva Negra, con bonitas curvas y buen asfalto, aunque acompañados de neblina y lluvia fina persistentes. Desde Mulhouse cruzamos el Rhin y entramos en Alemania por Müllheim, siguiendo la L131 hacia Wembach y atravesando el Naturpark Südschwarzwald. La carretera toda para nosotros, siguiendo el río que iba rebosante de agua marrón (al parecer, habían tenido incluso inundaciones esos días); la marcha la hacíamos con tranquilidad, porque nos encontrábamos hojas caídas y riachuelos de agua que cruzaban la carretera. 






Buena carretera de montaña con curvas, muy agradable, aunque no estaría mal haber visto mejor el paisaje que se escondía tras la neblina.
En Wembach tomamos la B317 dirección Todtnau y siguiendo el río Wiese (atención: importante lugar de producción de cepillos de dientes y la cuna de Karl Ludwig Nessler, quien inventó el sistema para hacer la permanente del pelo!!)

Allí al lado, tomando la K6307, se encuentra la cascada de Hangloch (preciosa), a 1 km. cuesta arriba de un pequeño parking, con un camino acondicionado que sigue el curso del río:



Una vez bajamos, seguimos por la misma carretera hacia Oberried y kirchzarten, para llegar luego a Freiburg im Breisgau (Friburgo de Brisgovia en castellano), la puerta natural a la Selva Negra meridional, además de ser la capital de la región.



Aquí pasamos el resto de la mañana para comer en una taverna típica y degustar sus estupendos guisos de carne. Después y para bajar la comida, callejeamos Friburgo, una ciudad que nos maravilló por lo animado de su ambiente y la alegría de la gente en la calle.


En la ciudad sólo se puede entrar en tranvía, andando o en bicicleta y nada más cruzar la puerta de San Martín -que perteneció a las fortificaciones de la ciudad del siglo XIII, restaurada en el 1900-,  nos llamó la atención esta forma de aparcar (más bien parecía un montón de bicicletas viejas y destartaladas, cosa que no descartamos

La fachada de la Casa de la Ballena, un magnífico ejemplo del estilo gótico tardío, residencia del humanista y filósofo Erasmo de Rotterdam entre 1529 y 1531:


El símbolo de la ciudad es la catedral, una espléndida iglesia de piedra arenisca rojiza que se empezó a construir hacia 1200 y no se finalizó hasta el siglo XVI, con una torre de 116 metros de altura que fue calificada por algunos como "la más hermosa de la Cristiandad", aunque para nosotros el exterior estaba en obras:



La "Casa de compras" (1520), a la izquierda, era utilizada por los comerciantes locales para celebrar reuniones, conferencias y fiestas:



Las calles todas con pequeños canales de agua, muy animadas:

Y aquí se acaba la visita a Friburgo, no sin antes asistir a un concierto en plena calle de música tradicional de Mongolia http://www.hosoo.de/




Continuando la excursión, tomamos la Comarcal que pasa por Buchenbach, Falkenhof y Fallerhof, para incorporarnos a la B500 dirección Norte; cada vez que subíamos en altura, aparecía la niebla, aunque en los valles podíamos ver algo:


Nos desviamos hacia el Molino de Hexenloch -una casa con molino de agua que se ha reconvertido en museo para mostrar un taller artesanal y familiar de relojes de cuco del siglo XVIII-. Para llegar allí se toma una carretera estrecha que te lleva a un bosque oscuro y justo a 4 km. te encuentras el molino, solitario entre los árboles (desviarse hacia carreteras así te hace descubrir el porqué de llamar a esta zona Selva Negra):





Vuelta a subir hacia la niebla, para tomar dirección Triberg (capital de los relojes de cuco) y las cataratas más altas de Alemania, con 163 metros. Ya se había hecho casi de noche, no había nadie, dejamos la moto en el parking superior y bajamos por el empinado paseo que te lleva a lo largo del río (en total, es un paseo de 20 ó 30 minutos, pero ¡muy empinado!). El caudal era impresionante y la serie de siete saltos de agua también, muy bien acondicionado y entre una densa arboleda:



Y tras volver a la moto con los higadillos fuera (tremenda cuesta), de noche ya, tomamos camino de Mulhouse para dormir como angelitos.


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9ª etapa: Alsacia. 178 km.
 
Alsacia: región del este de Francia en la frontera con Alemania y Suiza, que se extiende desde la vertiente oriental montañas de los Vosgos y el río Rin, sobre una planicie conocida como la plaine d'Alsace. Mucha gente habla alsaciano, una mezcla entre francés y alemán muy curiosa (más tarde, en Strasbourg, mientras comíamos, intenté seguir la conversación de unas señoras en la mesa de al lado y era como si cambiasen continuamente del francés al alemán; muy curioso y desconcertante).




Salimos del hotel sin lluvia!! Y nos dirigimos hacia la Route des Crêtes (la ruta de las Crestas), estratégica carretera de montaña creada durante la I Guerra Mundial, que comunica los valles de los Vosgos desde el Col du Bonhomme hasta Cernay, atravesando numerosos bosques. Esta zona está llena de monumentos a los caídos en las dos guerras mundiales, así como cementerios. 





Cementerio en Cernay de la 2ª G.M. (para saber la historia de las tumbas musulmanas que se ven, recomiendo ver la estupenda película francesa "Días de Gloria" de Rachid Bouchareb, que cuenta la historia de los soldados magrebíes que lucharon en el ejército francés contra el nazismo durante la II Guerra Mundial):



Cementerio de la 1ª G.M. unos quilómetros más adelante en la montaña (aquí reagruparon los cadáveres que estaban enterrados en varios lugares sin ton ni son, para tener un sitio al que pudieran acudir los familiares para visitar a sus muertos):

Si os interesa saber por qué a parte de los habitantes de Alsacia y Lorena se les llamaba los "malgré-nous" o "malgré-elles" (traducción "pese a nosotros" o "pese a nosotras"), aquí tenéis un resumen en español http://es.wikipedia.org/wiki/Malgr%C3%A9_Nous y aquí una historia más completa en francés http://fr.wikipedia.org/wiki/Malgr%C3%A9-nous http://www.soultz68.fr/F/choisir/soultziens/malgrenous.html


Continuamos ascendiendo hacia el Grand Ballon, el pico más alto de Alsacia (1424 m.). Desgraciadamente, la niebla fue más rápida y se instaló en las cumbres. Al llegar, lo único que había era niebla y algún que otro despistado al que le sucedió lo mismo que a nosotros. Seguimos hacia el Col de la Schlucht (1135 m), pero con las únicas vistas de un muro blanco que nos rodeaba (con la consiguiente marcha lenta), decidimos dar por finalizada la excursión de las crestas y descender al Valle de Munster, para comer algo disfrutando de vistas sobre el valle:


Posteriormente nos dirigimos a Colmar, la "ciudad más bonita de Alsacia". Nos dedicamos a recorrerla, empezando por "la Petit Venice", hermoso conjunto de casas tradicionales (antiguamente propiedad de pescadores) llenas de flores, de hermosos entramados de madera, que se alinean a lo largo de la calle y muelle de Pescadería, junto al canal. En el barrio también habitaban tradicionalmente hortelanos que utilizaban los canales para conducir los frutos hacia el mercado de la ciudad


  
En todo el centro abundan las casas alsacianas de entramados de madera, artísticos balcones, torrecillas, miradores y otros elementos decorativos.



 


La Maison de Têtes es una de las casas más conocidas (testigo ejemplar del Renacimiento adornada con 100 cabezas esculpidas):



Nos despedimos de Colmar dándoles la razón a los que opinan que es una de las más bonitas ciudades de Alsacia y pidiendo a un amable señor que nos hiciera una foto (cómo no, después de haber tomado un cafe crême con pastelito incluído).

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10ª etapa: Strasbourg. 290 km.
 
Habíamos decidido volver a la región de la Selva Negra y perdernos por sus montañas, pero después de desayunar en Müllheim, subir hacia el Norte y observar que también ahí había niebla y lluvia, decidimos dedicar el día a Strasbourg.

"Prácticamente equidistante de París (488 km), Bruselas (431 km), Milán (478 km) y Salzburgo (512 km), Estrasburgo no necesitó esperar a la creación del Consejo de Europa en 1949 para sentirse profundamente europea. Cuna de la imprenta y foco cultural del humanismo renano, la ciudad albergó a Gutenberg y Erasmo antes de que Luis XIV la sometiera en 1681. Su catedral fue escenario en 1725 de la boda entre Luis XV y María Leszczynska y años más tarde, en 1770, la ciudad recibía a María Antonieta, que acababa de dejar la corte de Viena para convertirse en futura reina de Francia. La ciudad pudo asistir a los conciertos de Mozart, su universidad tuvo como alumno a un joven Goethe y en la noche del 24 de abril de 1792, Rouget de Lisle compuso la Marsellesa..."



Lo más hermoso e interesante de Estrasburgo es su centro histórico, situado en la zona llamada la "Gran Isla" y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: Es muy fácil orientarse, porque la catedral (una de las mayores obras maestras del gótico religioso francés) y su aguja de 142 metros de altura constituyen "el" punto de referencia" en toda la ciudad:




 

 
Uno de los mayores atractivos dentro de la catedral es su reloj astronómico.



Y caminando por sus calles, curioseando en el mercadillo de libros,  tomando algo en sus terrazas y observando a la gente, pasamos el día en esta ciudad, de la que nos gustó sobre todo el barrio de la Petite France, habitado antiguamente sobre todo por pescadores, molineros y curtidores. Las casas de entramado de madera que se reflejan sobre las aguas del canal datan de finales del s. XVI o del s. XVII. Todo un placer para los sentidos:

La vuelta a Mulhouse fue un poco triste, porque era el último día en la zona y nos habría gustado ver muchas cosas más, pero como siempre digo yo... tiempo habrá, ya volveremos... En lugar de bajar por autovía decidimos tomar la D20, carretera comarcal que discurre paralela al Rhin; es básicamente una tremenda recta de unos 50 km., sin tráfico y desde la que (contrariamente a lo que habíamos supuesto), no se ve el Rhin (sólo en algún tramo). Paramos un par de veces para observar la vida en el río y sus barcazas y despedirnos de él. La cena de esa noche fue a base de paté, queso y vino alsacianos...



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11ª etapa. Mulhouse-Vichy. 432 km.

Volvíamos a casa, aunque parando por el camino...
 
A orillas del Rhin



Tomamos la N83 hacia Besançon (donde se encuentran las casas natales de Victor Hugo y de los Hermanos Lumière), tocando la región francesa del Franco-Condado, que queda pendiente para otra ocasión.
La parada para comer fue en una agradable terracita en la Plaza Victor Hugo de Besançon, dando luego un paseo para estirar las piernas y conocer un poco el casco antiguo de esta ciudad (industrial y fea por fuera, pero agradable por dentro  ;)), con la plaza Victor Hugo y sus columnas:


Y la ciudadela, a la que se entra por la Porte Noire (un arco romano) para encontrarse en un callejón la catedral de St-Jean:



Siguiendo camino, paramos en Lapalisse para ver su castillo renacentista (fortaleza feudal reconstruida en el siglo XVI por arquitectos florentinos por orden del mariscal de Francia Jacques II de Chabannes):





Llegamos a la ciudad termal de Vichy, ducha calentita, cena en un típico bistrot y paseo nocturno, con concierto al aire libre de la cantante francesa (muy de actualidad entre los jóvenes, guapísima), Anggun: http://www.anggun.com/#fr/home_page


El hotel era el típico de películas antiguas de balnearios, con los techos altos y las paredes blancas (algunas, otras con el típico papel pintado), lleno de gente mayor (en el desayuno, pudimos observar que la media de edad era de unos.... 75 años.... Las dueñas italianas y muy agradables (Hotel Royal de Vichy).


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12ª etapa: Vichy (Francia)-Deba (España). 754 km.

Entre nacionales y autovías, pasando por Perigueux y con pena por no tener más días para volver al Perigord (una de las zonas más bonitas de Francia, para mi gusto), tomamos la autopista en Bordeaux (odiosa, llena de tráfico y aburrida) y antes de despedirnos de Francia por este año, paramos en St-Jean de Luz, para dar un paseo por su playa y puerto en compañía de unos buenos helados. Estaba abarrotado de gente y era un día de bochorno insoportable:





Llegamos a Deba justo con la puesta de sol y pasamos la noche en la casa de agro-turismo "Errota-Berri", con buena cena y silencio total.





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13ª etapa: Deba-A Coruña. 627 km. 


Última etapa, todo por la autovía del Cantábrico (en obras), y en Asturias muuuuchoooo viento -después de comer una estupenda merluza con salsa de oricios y fabes con almejas-, sobre todo en el puente de Ribadeo (casi parados por las obras, parecía que íbamos a salir volando).

Y la crónica del viaje termina aquí, aunque en sí estuvimos en Coruña un día, volvimos a casa, dormimos allí una noche, trabajamos la mañana siguiente y después de comer salimos hacia La Bañeza para pasar el fin de semana y ver las carreras de clásicas, además de disfrutar de unas cuantas rutas por la provincia de León muy bien acompañados de Iñigo y Sonia, Oscar, Juanjo, Noé y Paula, Epi y Blas (un beso a todos) y de un excelente cocido maragato el domingo con todos ellos y Piti, Ana, Raquel y Marta.
En Peñalba de Santiago

En La Bañeza


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